El sol y la luna brillan juntos, las montañas y el mar se encuentran.
En el interior del cuerpo, existe una sustancia sutil que los antiguos llamaban 元精 (yuán jīng), o esencia primordial.
Desde el nacimiento, el 元 (yuán) representa la esencia innata y el 气 (qì), la energía vital o «energía yang».
Al realizar las formas de Tai Chi, debería surgir un calor interno que se eleva poco a poco, permitiendo movimientos suaves y lentos.
Esta energía ascendente envuelve el cuerpo y lo guía en sus movimientos. Cuanto mayor sea el nivel de habilidad, más densa y rica se sentirá la energía.
La relajación en su máxima profundidad trae el retorno de la energía yang.
La esencia primigenia y la energía interna, aunque sutiles, tienen un gran poder.
Existe un concepto llamado 熏蒸 (xūnzhēng) o «vaporización». Al practicar Tai Chi, uno entra en un estado levemente intoxicante donde la sangre y la energía se calientan y fluyen con facilidad.
En esta sensación, el 元精 (yuán jīng) se convierte en una especie de vapor cálido que envuelve todo el cuerpo. Cada vez que se practican las formas, se produce una desintoxicación natural.
Conceptos como la electricidad sutil, el hormigueo (蚁走), y el calor representan el despertar de esta esencia.
Viento limpio y tierra húmeda, la brisa primaveral trae la lluvia.
Durante la práctica, la atención se centra en la estructura corporal, con movimientos como 松沉掤圆 (sōng chén pēng yuán) —relajación y redondeo—, 掖胯旋裆 (yè kuà xuándāng) —giros de la cadera— o 圆背揉腔 (yuán bèi róu qiāng) —redondeo de la espalda—.
Si la tensión muscular y ósea es la correcta, el ritmo de la energía y la sangre fluyen en armonía, y la respiración profunda, fina y uniforme ocurre naturalmente, sin esfuerzo.
Antes del invierno, se tiende la colcha al sol para que se airee. De la misma manera, durante los ejercicios de estiramiento en Tai Chi, el cuerpo se relaja profundamente, y el peso se coloca en las fibras tensas, permitiendo que la energía se absorba en los huesos.
En los niveles avanzados, la energía se dirige internamente, utilizando la relajación profunda para activar la fuerza en el interior de los huesos.
En la práctica de Tai Chi, lo más importante es la energía de la cintura (腰劲 – yāo jìn).
El interior de la cintura y el abdomen se llama 内腔 (nèi qiāng), o cavidad interna. La cintura no se separa de la cavidad interna, ni la cavidad de la cintura.
La fuerza de la cintura no solo se centra en los músculos de la zona, sino que se debe trabajar también la 腔劲 (qiāng jìn), o fuerza interna de la cavidad.
La cavidad abdominal está envuelta en una fascia; mientras se realizan los movimientos, el exterior permanece calmado y suave, mientras que la membrana que envuelve la cavidad interna dibuja círculos de forma muy fluida.
La membrana de la cavidad actúa como un globo de energía (气球 – qìqiú), envolviendo la presión interna del movimiento y masajeando suavemente los riñones a través de los movimientos de tendones y huesos.
Quienes han profundizado en la práctica utilizan la cavidad interna como un globo, provocando una contracción de los riñones, mientras elevan el coxis y concentran la mente en el 泥丸 (níwán), el centro de la cabeza.
Este proceso genera una electricidad sutil en la columna vertebral, activando así esta esencia sutil.
Durante la práctica de las formas, los dos trocánteres mayores, ubicados en las caderas, se abren suavemente a ambos lados. Así, la pelvis adquiere un eje horizontal y, al rotarse lentamente, crea una sensación de rodamiento.
Existe un dicho: 中盘如珠 (zhōng pán rú zhū), que significa «la pelvis es como una perla».
La pelvis actúa como una gran esfera ósea. Tanto en la apertura como en la rotación de las caderas, el objetivo es crear una energía esférica en la pelvis.
Los dos trocánteres mayores se asemejan a los pedales de una bicicleta, mientras que la pelvis actúa como una rueda o una gran esfera ósea. Al observar el movimiento de 云手 (yúnshǒu) —movimiento de manos en las nubes—, se puede ver que los brazos trazan círculos a ambos lados.
En realidad, esto se debe a la rotación de la pelvis. Durante este movimiento, los trocánteres giran suavemente en sentidos opuestos, otorgando a la pelvis una energía de rotación.
La pelvis se convierte en una peonza lenta, masajeando discretamente el 丹田 (dāntián) —centro de energía en el abdomen.
Al practicar, la cavidad de la cintura actúa como un globo de energía, y la cavidad pélvica como una esfera ósea; estas dos energías se entrelazan y se responden mutuamente, formando un patrón de movimiento similar al 太极图 (tàijí tú), el símbolo del Tai Chi. Durante el movimiento, la cintura tiene la sensación de expansión como un globo, mientras que la pelvis experimenta un movimiento de rodamiento. Una es suave y la otra fuerte, y ambas giran alrededor del 丹田 (dāntián), logrando así el modelo perfecto de movimiento de Tai Chi.
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