El sistema de movimiento del cuerpo humano es un complejo conjunto que abarca músculos, huesos, nervios y otros componentes sensoriales.
No es simplemente un tono de sonido; es como una sinfonía organizada y estructurada. Por esta razón, el cuerpo debería mostrar mayor coordinación en sus movimientos, en lugar de enfocarse en el entrenamiento mecánico de un solo músculo.
En otras palabras, cuando hablamos de cómo mejorar la salud musculo-esquelética a través del ejercicio, no deberíamos centrarnos solo en los músculos (肌肉 jīròu). Deberíamos inclinarnos más hacia la práctica de movimientos coordinados; la primera opción se asemeja a un punto, mientras que la segunda se parece a una línea continua. La diferencia en beneficios entre ambas es evidente.
Los músculos no son el único tejido que permite al cuerpo realizar trabajo.
Durante una actividad física o un entrenamiento, la transmisión de fuerza no se concentra únicamente en un solo músculo; incluso en ejercicios de “aislamiento muscular”, el cuerpo tiende a involucrar tejidos cercanos para ayudar en la tarea.
La “función integradora” de la fascia (筋膜 jīnmó) proporciona una base para esta coordinación de los músculos.
La fascia necesita hidratación para que sus propiedades viscoelásticas puedan desplegarse plenamente, lo que reduce el dolor y el malestar.
A lo largo de la vida, el cuerpo humano pierde agua de forma constante.
Mientras que un recién nacido tiene más del 80% de agua en su organismo, este porcentaje puede descender al 50% en la vejez.
Entonces, ¿cómo podemos asegurar que esta agua valiosa se distribuya adecuadamente hacia nuestra fascia?
El taichi ofrece una gran ventaja: incorpora el mayor número de articulaciones del cuerpo de manera equilibrada, prestando atención a cada parte sin ejercer demasiada presión en ninguna zona específica.
Quizás para muchos que practican levantamiento de pesas, este tipo de movimiento no parezca significativo; sin embargo, para el público en general que tiene poca actividad física, y especialmente para las personas mayores, este movimiento puede aliviar eficazmente la fatiga del cuerpo y el malestar musculo-esquelético.
En esta línea de movimiento, la axila, la columna vertebral, la ingle, las rodillas y los tobillos actúan como “puntos de hidratación” para la fascia, aunque puedan parecer elementos “aislados” en apariencia.
Esto permite que la mayor parte de las estructuras musculo-fasciales del cuerpo se beneficien de esta actividad de manera suave y eficiente.
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